Anoche, mi papá me dijo que tenìa muy abandonado al perro. Realmente no considero tenerlo abandonado, duerme conmigo, en mi cama, despertamos en la mañana y desayunamos juntos. Si es uno de esos afortunados días en que no hay trabajo matutino, vegetamos juntos en la cama, jugamos con su homónimo, o al “atrapa al monito”, o “quítame el calcetín”. Si es un día normal, o sábado de terapia, él se regresa a la cama a tomar el sol, y yo a hacer mis actividades. Cuando regreso del trabajo y hay luz (mèndigo cambio de horario) o es domingo y hay vía recre-activa salimos a pasear yo en la bici y el trotando alegremente como conejito en verde pradera. En las noches jugamos carreritas o al monstruo, y a veces invitamos a Naif. En la cena le doy una tortilla caliente y sus croquetas, y despuès de que me baño, disfrutamos de la cobija elèctrica en estas noches friolentas.
Mañana Huesitos, (Huesos es su nombre) y yo cumplimos 6 meses de conocernos, de salvarnos el uno al otro.
Creo, que es un perro feliz.
¿Frío? ¿En Guadalajara? Debo de haberme perdido de algún memorandum cuando llegué de Vancouver…
si, es felíz, se le nota en la carita a tu perro Huesos.
me dan miedo los perros :(
pase a ver si tenias algo nuevo en el blog, y de nuevo ví las fotos de tu perro, vieras lo bien que me cae asi sin conocerlo, se ve enseguida que es la buena onda.