Wishing you were anywhere but here
You watch the life you’re living disappear
Hace muchos años, tuve una primera (y única) cita con un individuo. Era sábado y yo ya le había dicho que tenía planes, había un festival de música en Chapultepec y quería ir a ver al Gran Silencio, pero él quería invitarme un café. Tons yo muy práctica sugerí fuéramos temprano al café y después al tokin, así quedamos.
El hombre llegó tarde, pero finalmente llegó. Cuando me dijo “vámonos” fue raro, digo estábamos ahí porque había hartos cafecitos y bistrós. Yo un poco desorientada pero sin deseo de ser remilgosa dije, bueno, vayamos y vamos viendo. Salimos. Cruzamos la calle. Me abre la puerta del Oxxo.
Me serví un moka (qué yo pagué), él compró un americano y unas donitas Bimbo. Volvimos a la plaza, nos sentamos en una banca y conversamos de trivialidades, nada extraordinario. Con la caída la tarde, le pregunté si ya nos íbamos al festival, “no me gusta la música” contestó . ¡Oh! Fue todo lo que pude decir. Nos despedimos y me fui a Chapu. Nunca supo más de mí.