Divagaciones matutinas I

Y pasó el puente uno largo y flojo.

Creo que es el primer post de febrero.
No sé por qué me pasa, porqué me cuesta tanto trabajo escribir lo que pienso. Tengo tanto que decir, pero no puedo hacer conexiones; es decir, me cuesta organizar las ideas, muy seguido me quedo, solo pensando en cómo escribir y que las ideas estén ordenadas. Ya que mi cerebro logra organizar y jerarquizar lo que pretendo escribir y el tema es más o menos interesante (y pasa mis filtros de autocensura), empiezo a escribir en función de quien pudiese leer el escrito y no en realidad de lo que tengo atorado en la bandeja de salida cerebral. También me pasa que me revuelvo en el ejercicio mental, por ejemplo, desarrollar la idea -me gusta como escribe fulanita-, se convierte en “me gusta leerla” para después convertirse en “me desagrada como escribo“. ¿Ven… ven cómo me pierdo? y así podría seguir y seguir… sin poder concretizar y finalizar el “me gusta como escribe porque es natural”. Pero no… ese no es el fin del retruécano mental… no… la maquinaria sigue, sigue y sigue… las dudas y las preguntas me asaltan sin que yo pueda siquiera tocar el teclado… todo se queda en esta cabecita mía… pues, si no escribo ¡chingado! como rayos puedo preguntarme si, ¿se leerá natural lo que escribo?

Divagación nocturna I

Precisamente porque tengo un serio problema con las palabras, es por lo que me siento aquí a escribir. Ha sido complicado nombrar las cosas, ponerlas en un lugar, darles sentido. Es parte del proceso, de mi proceso. Tal vez por eso también es que en últimas fechas ha sido más fácil con las imágenes; esta vez no me refiero a la fotografía, que por ahora está de sabático. Por ahora exploro un lado más… primitivo, por darle un calificativo. Cargo con mi block y mi caja de pasteles y me siento a escupir mis venenos sobre una hoja en blanco. Me he encontrado cosas bastante interesantes, ya vendré a pegarlas por acá.

Ya sé, por acá todo está en veremos y en futuros, pero al menos “acá” tiene un espacio y un futuro, aún si sólo está en mi mente.

Hay problemas con Andrés…  primera vez en muchos años… y no es decepción: sólo es que por esta vez, hay muchos recuerdos sin cicatrizar anidados en sus versos, demasiada honestidad brutal en cada una de sus letras, cada una de sus frases y palabras, tanta, que mi corazón no para de llorar. Les digo, tengo problemas semánticos.